divendres, 18 d’octubre del 2013

Madrid en otoño

Qué gozada El Retiro a las 7,00 de la mañana! Que sano! Qué madrileños y madrileñas más sanos corriendo al amanecer. Que colores. Se te olvida la noche pasada en el aeropuerto y el desden de los couchsurfistas. Y a la salida por la Cuesta de Moano el borracho con su bote de cerveza que te mira y ve en  tu mirada algo diferente a la indiferencia de la mayoría de la gente y te llama primero y después te grita y tu pasas sin volverte a la vez que sientes cómo recorre tu cuerpo un placer cruel y obsceno. Pero es que a través de tantos telediarios y tanta globalización nos han despertado el confortable gusto por el sufrimiento ajeno. No me siento culpable. Qué le vamos a hacer...! En el semáforo otro pobre todavía más fotogénico te acerca el vaso de plástico. Te situas a su lado para cruzar el semáforo. Está muy bien calculado. Como las pilas y chocolates al lado de la caja en los supermercados. Muchos dan. Yo no. Pero me abstengo de hacer la foto. Y me quedo sin posibilidad de conseguir un buen premio a costa del pobre.