divendres, 7 de setembre del 2012

Lecturas en Madrid


Ana Bolena, artista desconocido, ca 1533, National Portrait Gallery.
En Ana Bolena, los años franceses, tenía a parte del “cordón señalador" y en la misma página, como de refuerzo, pero en realidad esperado un nuevo oficio, el separador que anuncia Una cama sumamente extraña y otros relatos de Wilkie Collins.


Hasta ahora el tal Collins no me sonaba más que como Diccionario de inglés pero algún dia podría ser cayera en esa cama sumamente extraña y me leyera los otros relatos aprovechando este otoño alguna semana de gripe o similar.



George Sand

La castidad obligada de estos meses, nuevo en Madrid, y sin muchos amigos ni amigas, me sitúa en buena posición para sacar partido de estas lecturas francesas de mujeres tan apasionadas.

También el nombre de Rousseau viene y va contínuamente entre estas páginas de George Sand. Me recuerda la conmemoración francesa a la que me uní de corazón más que de otra cosa en Beauvais - exactamente en el centro cultural que lleva su nombre en esta bella ciudad -. Mi estancia en Francia fue muy corta y aquí, en la España Monárquica no se le celebra nada...

Y Aurore, la madre de George Sand, me traslada a Madrid de 1808 donde, el coronel Dupin, padre de George Sand, era ayudante de Murat.

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